Page 24 - FGDP revista GoEL
P. 24
Después de tantos meses sin poder entrenar como quería, llegué a dudar. Pero algo
dentro de mí me decía que aún no es el final de mi historia con la corrida.
Así que decidí enfocarme en otras cosas. Puse la mirada en lo que sí podía hacer:
trabajar en mi emprendimiento, ilusionarme con mi charla TEDx, seguir ayudando
a otros corredores a mejorar. Me di cuenta de que correr es una parte de mi vida,
pero no lo es todo. Soy más que una marca personal, más que un tiempo en un reloj.
Evolucionar como corredora y como persona
Después de mis lesiones, cambié muchas cosas. Me comprometí con la fisioterapia,
con hacer los ejercicios que me dejaban y con seguir el tratamiento al pie de la letra.
Volví a usar plantillas y empecé a trabajar en mi técnica con más consciencia. Pero lo
más importante fue que encontré una nueva conexión conmigo misma, con mi
cuerpo y con mi fe.
Soy muy creyente del Sagrado Corazón, y en este proceso le he dejado todo a Él.
También incorporé la meditación en mi rutina, algo que antes no hacía con tanta
frecuencia. Ahora, cada vez que corro, no solo lo hago con el objetivo de mejorar,
sino con la intención de escuchar lo que mi cuerpo y mi mente tienen que decirme.
Mi mentalidad sobre la corrida también cambió. Ahora conecto más con lo que
significa realmente para mí. No se trata solo de acumular kilómetros o de bajar
tiempos. Mi emprendimiento se llama “Liberar tu potencial”, y ahora entiendo que
correr es una forma de hacerlo, pero no la única. No todo gira en torno a lo que
parece, sino a lo que realmente es. Ahora elijo mis carreras con propósito, no solo
por correr y correr.
El regreso: una nueva oportunidad
Volver a correr después de las lesiones ha sido hermoso. Esta vez, quiero hacerlo
bien, con paciencia, con fe y con agradecimiento. Hay frases que vemos en todas
partes, como “disfruta el proceso”, pero cuando realmente las sientes, todo cambia.
La Estefanía que corría antes tenía prisa. La de ahora escucha más a su cuerpo,
disfruta más cada kilómetro y ha aprendido a confiar en el tiempo perfecto de la
vida.
Cuando alguno de mis atletas se lesiona, me duele porque entiendo la frustración.
Pero también me da confianza, porque ahora sé que cada obstáculo tiene un
propósito. Si pudiera decirle algo a alguien que está pasando por lo mismo, le diría:
Ten paciencia. A veces, la vida nos frena no para detenernos, sino para enseñarnos.
Lo importante no es cuánto tiempo te toma volver, sino la persona en la que te
conviertes en el proceso.