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seguiremos sintiéndonos vacíos, por más logros
que acumulemos. Según ella, somos dignos de amor
y pertenencia, tal como somos.
También Viktor Frankl, en medio del horror más
inhumano, afirmaba que la libertad interior y la
dignidad humana no pueden ser arrebatadas
mientras seamos capaces de decidir cómo responder
a lo que nos ocurre. Su mensaje es claro: aunque
todo parezca perdido, el sentido y el valor de la
vida siguen estando dentro.
Y Louise Hay, con un tono más compasivo, decía:
“Hemos pasado años criticándonos, y eso no ha
funcionado. Intentemos ahora aprobar y amar lo
que somos”.

Desde mi espacio, estas reflexiones me llevan a
creer que uno de los actos más revolucionarios
y generosos que podemos hacer es reconocernos
valiosos. Enseñar esto a otros, pero sobre
todo, aprenderlo para nosotros mismos.