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Mi camino hacia TEDx
El primer paso fue aceptar que, aunque la meta me asustaba, también me emocionaba.
Así que decidí comprometerme con ella.
Me puse a investigar sobre los eventos TEDx, sobre cómo funcionan las convocatorias
y qué tipo de mensajes buscan. Luego, me enfoqué en lo más importante: mi historia.
¿Cómo podía estructurarla de manera que realmente inspirara a otros?
Pasé semanas escribiendo y reescribiendo mi idea. Pensé en los momentos clave de mi
vida, en lo que me llevó a correr y en cómo esa decisión transformó mi manera de ver
el mundo. Pero también me enfrenté a mis miedos: ¿Y si no era suficiente? ¿Y si nadie
se identificaba con mi historia?
A pesar de esas dudas, seguí adelante. Practiqué mi discurso una y otra vez, buscando
la mejor forma de transmitirlo con autenticidad.
Finalmente, llegó el gran día. Ahí estaba yo, en el escenario, con luces brillantes y un
auditorio lleno de personas esperando escucharme. Mi corazón latía rápido, pero en el
fondo sabía que estaba lista.
Cuando terminé mi charla, sentí una mezcla de alivio, gratitud y emoción. Había
logrado mi meta.
Hoy, puedo decir que dar una charla TEDx fue una de las experiencias más poderosas
de mi vida. No solo por el hecho de hablar en un escenario, sino porque me demostré a
mí misma que los sueños que asustan son los que más valen la pena.
Si tú también tienes una meta que te emociona y asusta al mismo tiempo, quiero
decirte algo: ve por ella.
Te dejo aquí mismo, en las páginas de esta revista el video de mi charla, con la
esperanza de que te inspire a dar el primer paso hacia tu meta: