Page 23 - FGDP revista GoEL
P. 23

Pedir disculpas                                                                    Por Tayde González


                                                                                                   Arias
  Frente a las situaciones que nos presenta la vida, una vez que dejamos de ser niños y comenzamos a

     complicarnos, encontramos aquellas en las que hay que tomar decisiones, derivadas de actos o
     acciones que nos pudieron o no gustar. Debemos irnos, o quedarnos, huir o luchar, aferrarnos o

   soltar, y ¿qué crees que sea más fácil?, ¿qué crees que hacemos la mayoría?, la respuesta está en

     identificar lo que más nos conviene, o con lo que seamos más felices, pero en algunas ocasiones
      decidimos abandonar sin dar la lucha por algo o alguien que queremos o amamos, sólo por no

     conflictuarnos, siendo ésta decisión la más alejada de la valentía y lo más cercano a la cobardía.



   Posiblemente una de las señales de madurez del hombre o la mujer, es cuando sabes lo que hacer
  frente a las pequeñas o grandes circunstancias de la vida, lo triste es que en cuando eso sucede nos

   queda poco tiempo para vivir, por lo que se cumple aquella máxima que dice, que de lo bueno poco,
  por lo tanto debe ser que mediano o poco resto de tiempo en el que habitemos el planeta lo hagamos

      con la sabiduría personal y social, que nos permita ser gozosamente felices y salpiquemos de
                                          sapiencia y gusto a los demás.



    El hombre o la mujer, debe apresurar a lo más pronto posible la capacidad de discernir, disentir y

    definir lo que quiere o pretende. Pues en cuanto más temprano sepamos identificar lo malo de lo
  bueno o lo justo de lo injusto, menos proclive será al sufrimiento, al dolor o a cualquier momento que

                                           pueda generar incomodidad.



     Mantenernos alertas para saber cuándo retirarnos de un asunto que no vamos a ganar aunque
  volvamos a nacer, es un tema fundamental en la vida de cada persona, porque de nada sirve necear,

   y estar tercos a que el peral dé ciruelas o el plomo se vuelva ligero, sólo por ceguera, si al final las

                                   cosas son del modo que naturalmente son.



   Tener cuidado, para saber de lo que nos enamoramos, de con quién nos quisimos quedar, es básico
  para que después no queramos que lo que es de un color tenga otro tono, o que quien siempre mostro

                            un carácter débil, de buenas a primeras muestre firme.
   18   19   20   21   22   23   24   25   26   27   28