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¿Cómo comenzar a escribir más?
No necesitas un título en literatura ni tomar un curso (aunque puedes hacerlo si
quieres). Puedes empezar hoy mismo, con prácticas sencillas pero poderosas:

Escribe cada mañana tres cosas por las que te sientas agradecido.
Lleva un diario y anota cómo te sentiste durante el día.
Haz listas: de sueños, de cosas que te inspiran, de personas que amas.

Contesta preguntas profundas en tu cuaderno: ¿Quién soy? ¿Qué deseo? ¿Qué
temo?
Escribe cartas que nunca enviarás.
Anota pequeños momentos que hicieron tu día especial.

Escribir no se trata de que alguien más te lea.
Escribir se trata, primero, de leerte tú mismo.

La primera creación
Tengo un cuaderno muy especial donde anoto todos mis sueños, ideas y proyectos.

Le llamo la primera creación, porque creo firmemente que todo lo que existe en

nuestra vida primero nació como una idea escrita, soñada, acariciada en palabras.

Escribir esos sueños es el primer paso para traerlos a la vida.
Es mi forma de agradecerle a Dios por la vida que estoy construyendo, y también

de recordarme que todo gran sueño comienza con un pequeño acto de fe: sentarte,
tomar una pluma, y escribirlo.

¿Qué pasaría si todos escribiéramos un poco más cada día?

Creo que seríamos más soñadores, sí.

Pero también seríamos más humanos.

Nos entenderíamos mejor a nosotros mismos y, por ende, podríamos entender
mejor a los demás.

Tal vez el mundo sería un poco más compasivo, un poco más consciente, un poco
más esperanzado.

Porque escribir es, sin duda, nuestra forma más simple y poderosa de crear magia.

Y porque cada palabra que escribimos nos acerca un poquito más a la vida que
realmente queremos vivir.