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   | Año 8, No 32, enero - marzo 2025 |




                  INTRODUCCIÓN

                  En el dinámico y competitivo sector textil, las pequeñas y medianas empresas (PYMES)
                  enfrentan retos significativos en la gestión de su cadena de suministro. Entre los principales
                  desafíos se encuentran garantizar un suministro confiable, una distribución eficiente y una
                  transformación adecuada. Sin embargo, una parte crucial del éxito radica en los actores que
                  conforman esta cadena, en particular los proveedores. Los retos incluyen asegurar que los
                  proveedores seleccionados sean los indicados, cumplan con estándares de calidad, ofrezcan
                  costos competitivos y entreguen puntualmente, contribuyendo así a la satisfacción del cliente
                  y  la  sostenibilidad  del  negocio.  Frente  a  estas  dificultades,  es  fundamental  implementar
                  herramientas y metodologías que permitan evaluar, seleccionar y gestionar proveedores de
                  manera estratégica.

                  En este artículo, se presenta un enfoque que combina las metodologías de QFD y AHP para
                  abordar  de  manera  estratégica  la  selección  y  evaluación  de  proveedores.  QFD  permitió
                  identificar  y  priorizar  las  necesidades  estratégicas  de  la  empresa,  traduciéndolas  en
                  especificaciones técnicas que los proveedores deben cumplir. Por su parte, el Proceso de
                  Jerarquía Analítica (AHP) permitió jerarquizar criterios clave como calidad, costo, tiempos
                  de entrega y servicio, calcular pesos relativos y evaluar el desempeño de los proveedores,
                  determinando  cuál  era  el  más  adecuado  para  cada  uno  de  los  siete  procesos  clave en  la
                  empresa  textil.  Finalmente,  la  administración  de  las  operaciones  en  la  empresa  textil
                  desempeña un papel crucial en la implementación de estas metodologías, ya que integra los
                  procesos internos con las capacidades de los proveedores, asegurando una gestión eficiente
                  de los recursos y una respuesta ágil a las demandas del mercado. Este enfoque no solo mejora los
                  resultados operativos, sino que también contribuye al fortalecimiento de la cadena de suministro en
                  su totalidad.

                  El Proceso de Jerarquía Analítica (AHP) y el Despliegue de la Función de Calidad (QFD) han sido
                  ampliamente utilizados como herramientas clave en la toma de decisiones estratégicas en diversos
                  sectores.  Gómez  Montoya  et  a.,  (2008)  destacaron  la  utilidad  del  AHP  para  seleccionar  cadenas
                  productivas con potencial de automatización, permitiendo priorizar criterios complejos de manera
                  efectiva. De forma similar, Osorio Gómez y Orejuela Cabrera (2008) enfatizaron la flexibilidad del
                  AHP para integrar criterios cualitativos y cuantitativos, demostrando su eficacia en la evaluación
                  multicriterio.  Asimismo,  Fernández  Henao  (2011)  aplicó  esta  metodología  en  sistemas  de
                  combustión, resaltando su capacidad para combinar elementos subjetivos y objetivos en entornos
                  dinámicos. En este contexto, Herrera Enríquez et al., (2016) introdujeron el AHP difuso para manejar
                  la incertidumbre en escenarios críticos, mientras que Becerra Fernández y Rodriguez Yee (2017) lo
                  utilizaron para priorizar alternativas de suministro energético, reforzando la aplicabilidad del AHP en
                  decisiones estratégicas  complejas. Estas aplicaciones resultan directamente con  mi investigación,
                  donde  el  AHP  permitió  evaluar  y  jerarquizar  proveedores  en  la  industria  textil,  optimizando
                  decisiones estratégicas bajo criterios clave como calidad, costo y tiempos de entrega.

                  Por otro lado, el QFD ha sido reconocido como una herramienta esencial para traducir las necesidades
                  del cliente en especificaciones técnicas claras. Núñez Sarmiento et al., (2004) implementaron esta
                  metodología en una empresa de confecciones, mostrando cómo puede alinearse con estrategias de
                  mejora continua. De manera similar, Jiménez Rodríguez et al., (2015) aplicaron el QFD para el diseño
                  de  sistemas  CAD  en  redes  de  riego,  subrayando  su  capacidad  para  priorizar  requerimientos
                  específicos. Asimismo, Osorio Gómez (2011) destacó la integración del QFD con lógica difusa, lo
                  que permite abordar la subjetividad en entornos complejos. En otro enfoque, Garza Ríos et al., (2007)
                  exploran la combinación del QFD con herramientas multicriterio, enfatizando su papel en la mejora
                  de la calidad y la eficiencia. Finalmente, Gutiérrez Pulido et al., (2014) integraron el QFD con análisis




                                                                                                        Prefijo DOI: 10.70417

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