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Si para hacer uso de la casa, el terreno o los ahorros que sólo o junto con alguien
más tiene, se le debe consideración, en este tenor magine usted lo que debe hacer
un gobierno para gastar lo que pagamos de impuestos, y aunque seguramente no
faltara quien diga que es suficiente con lo que decidan a quienes elegimos como
representantes, regresando a la más básica idea que ya hemos expuesto, en la que si
se les elige otorgando ese derecho pero también se adquiere la obligación de no
actuar por si solos sino hasta una vez escuchando las bases, es decir a la gente, como
en los sindicatos en buen líder a los agremiados y la buena maestra del salón de
clase a los alumnos para algún festival, del mismo modo el buen gobernante a sus
gobernados.
La realidad más que confusa es liviana en cuanto a tomar en cuenta a todos se
refiere, pronto se les olvida quienes les colocan en las curules cuando ya se tiene el
poder, y una muestra de ello es que tanto en los más pequeños asentamientos
humanos como en las grandes ciudades se hace uso de los recursos de todos sin
tomar en cuenta a la colectividad y aunque se realizan en el mejor de los casos foros
de consulta o se planea en algunos organismos tomando en cuenta a los diversos
sectores, a la hora del destino de los dineros sigue siendo a mano alzada, en muchas
ocasiones en medio de la opacidad, y en los peores casos beneficiando a amigos y
compadres e incluso personalmente y también burlando la ley o aprovechando
lagunas legales se archiva o evita la apertura de los gastos del dinero de los
ciudadanos.
Una de las fórmulas que como el medicamento atinado a la enfermedad le cura con
eficacia y evitando que vuelva pronto, debería ser practicada por cuanto
representante tenga en sus manos uso o destino de fondos públicos es la
transparencia, pero no esa que exigen instituciones que en ocasiones se tornan en
juez y parte, pues como se puede entender que un gitano le lea la mano a otro, o
que el empleado regañe al patrón, hace falta autonomía y voluntad para que como
en un libro de diario se escribe cuanto se recibió y en qué se gastó, por medio de la
asambleas, se practique lo que no es común y que la ley en México establece es decir
se ponga en práctica el plebiscito y el referéndum, para que cuando se destine
dinero a la construcción de la plaza de toros nueva en el barrio, colonia o pueblo (por
ejemplo) sea esa la obra primordial o consensuada, y sea la que se realice una vez
que ya se cuenta con un suficiente almacenamiento de agua, drenaje o red eléctrica.
Es indudable que tenemos que involucrarnos más en estos temas, ya sea como
ciudadanos de a pie, empresarios, periodistas o mismos gobiernos, pues mientras
nos trasladamos a un mejor régimen de gobierno que catapulte a un crecimiento
serio, constante y duradero, cuando menos el dinero de todos sea para lo que el
pueblo decida.

